Por qué recurrir a traductores humanos y no automáticos

Por definición, la traducción es el proceso de cambiar el texto escrito creado en un idioma a otro idioma. Implica interpretación porque no es posible traducir el documento de origen al documento de destino palabra por palabra, ya que esto cambiará todo el significado del documento de origen. La clave para la traducción de un documento es comunicar el mismo mensaje contenido en el documento de origen a otro idioma.

Las opciones y complejidades del idioma inglés son las mismas que en otros idiomas. El trabajo del traductor es elegir las palabras correctas que transmitan el mensaje de la mejor manera posible, lo que significa que el traductor debe poseer una combinación de amplia formación y creatividad. No existe un formato de traducción único para un documento. Corresponde al traductor jurado madrid tomar una decisión que garantice la exactitud de la traducción, que siempre debe estar sujeta a la consideración y revisión de profesionales y expertos, lo que significa control de calidad.

¿Qué es la traducción humana?

Aunque hay máquinas que pueden hacer traducciones, la traducción humana sigue siendo la mejor forma de traducir cualquier documento escrito, ya sean libros, documentos legales, manuales, información de productos, sitios web, documentos personales, revistas, cartas y anuncios. Significa que los traductores humanos llevan a cabo todos los procesos involucrados en la traducción de textos escritos.

La traducción automática sólo podía traducir los textos de un idioma a otro. No es capaz de hacer lo que un traductor humano podría hacer, es decir, tener en cuenta la gramática, los modismos, las convenciones y, sobre todo, el contexto de la lengua original, traduciéndola a la lengua de destino y conservando el significado lo más cercano posible al original.

Proceso de traducción

La traducción es un proceso complejo que sólo los humanos son capaces de realizar, porque no es un cálculo científico o una ecuación matemática que pueda ser programada en una máquina inteligente. El proceso implica el trabajo de un lingüista/traductor profesional, generalmente un hablante nativo o uno que ha estudiado extensamente el idioma de destino. El traductor traducirá el texto original a una versión que capte el espíritu y el significado del original utilizando el tono y el estilo adecuados para el lector objetivo del texto traducido.

El segundo paso involucra a un editor profesional cuyo trabajo es revisar, refinar y hacer que el trabajo del primer traductor sea perfecto para encajar las expresiones técnicas de la materia y asegurar que se cumpla con la puntuación apropiada, el uso de la gramática y otros elementos del idioma de destino.

El tercer y último paso es que un gerente de proyecto profesional revise el trabajo final para asegurarse de que está en el formato correcto y listo para ser entregado al cliente.

El proceso de traducción, que consta de tres pasos, tiene por objeto garantizar que el mensaje, el estilo y el tono precisos se mantengan fieles al original y se representen fielmente en el idioma de destino.

Desmienta la idea equivocada de que la traducción es un proceso mecánico sencillo. Todavía no es posible que las máquinas se hagan cargo del trabajo de los traductores humanos. Incluso si hoy en día existe una gran demanda de servicios de traducción profesional, el uso de una máquina no debería ser una opción. Los errores en la traducción tienen el potencial de afectar seriamente la reputación de una empresa e incluso podrían resultar en fuertes pérdidas financieras.

En conclusión, es muy fácil ver la diferencia entre traducción automática y traducción humana y por qué esta última es muy importante. Aunque la traducción automática es más barata que la traducción humana, la traducción automática no es capaz de captar el verdadero significado de un documento. No puede transmitir el sentimiento y la cultura arraigada que transmite el escritor original y las complejidades de hacer que la traducción encaje en otra cultura. Esto depende de muchas variables, no sólo basadas en el idioma y la gramática, sino también en tabúes, tradiciones, costumbres y creencias que sólo un traductor humano profesional y experto entendería.

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